Fracasar todos los días
Por Bárbara Bello*
No me podía resignar a no tener más hijos. Sabía la locura que constituía. Sabía que si renunciaba para ocuparme yo me volvería loca, me arrepentiría. La pasaría muy mal. Y además viviendo en un departamento tan chico era imposible. Pero me daba mucha tristeza. Quería darles otro hermano. Otro B para A y para B. Que jugara con ellos más adelante. Que los amara. A quien amar.
Darles más de lo que les daba. Quería darles una mejor madre, más presente, físicamente más presente, estar más entera, más sana, menos cansada. Y me costaba horrores.
¿Por qué escribía esta especie de diario íntimo? ¿Por qué no escribía literatura? ¿Por qué no se me ocurrían ideas, estudiar, trabajar menos, pensar cómo vivir mejor, ganar más?
Quería darles otro B, otro hermano. B vino para ser hermano de A y ahora falta el que viene a ser hermano de A y de B. B nos reclamó que A tuvo dos años de juguetes antes de que él naciera. Quiere ser recompensado. También quiere ir a la psicóloga todo el tiempo que fue A. B todavía no entiende con sus cinco hermosos y chiquititos años nuevos que A necesita psicomotricista, psicopedagoga, escuela especial, asistente terapéutica y trámites y más trámites. El sólo ve que A recibe más atención. Y tiene razón. Por eso lo consiento y lo malcrío más de la cuenta. Le compro todo lo que pide y no le pongo límites y lo dejo que coma lo que quiera y que grite y haga berrinches. Lo reto también, pero no hace mucho caso. Llora como loco y hace lío por todo.
A veces quisiera dedicarles la vida, el día entero, porque sólo les cocino y les hago el desayuno y les doy la tablet cuando llego. O me voy para no estar en casa. Nunca juego. Quisiera saber jugar, quisiera tener ganas y energía y no estar con miedo al momento en que nos quedamos solos.
Yo soy el ser que se escapa, se esconde, se mete en los libros, se tapa la cara y los oídos, se anula.
Hace años mi vida cambió para siempre. Hace años que siento que todavía no me despierto. Ando a tientas con los brazos extendidos tratando de sobrevivir, haciendo lo que puedo.
Hace siete años siento que fracaso todos los días.
*Bárbara Bello. Leo, escribo, enseño y estudio. Me recibí de traductora pública. Tengo cuarenta y un años y dos hijos.
** Ilustración maravillosa por Esperanza Bacigalup Vertiz.
**** Este texto forma parte de los encuentros de El silencio de las madres.
Pfff. ¿Será algo constitutivo de la maternidad, algo inherente a ella esa sensación culpógena? El #metoo con este post es ineludible.
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