La poeta británica Hollie McNish responde en «Dealers» sobre lo que nadie nos dice de ser madres, la relación entre escritura, niñxs y privacidad, los tabúes de la maternidad y el vacío que dejan los libros cuando no hablan de nosotras.
Hollie McNish no es una YouTuber, ni siquiera es millennial, pero tiene más de 4 millones de visualizaciones en su cuenta de YouTube, donde recita textos y expone sus multitudinarios slams y tours de poesía. En su video más visto recita un poema sobre inmigración. En el segundo, sobre tetas que amamantan en público. En el tercero, sobre el mundo dividido en rosa y celeste. Estos últimos son poemas de su libro Nobody told me: Poetry and Parenthood, publicado en 2016 y que acaba de ser traducido por la editorial española La Señora Dalloway como Nadie me dijo: crear y criar. Ahí describe, en más de 450 páginas de poemas, memorias y reflexiones escritos mayormente de noche y tirada en el piso, los vaivenes y desencuentros desde que se enteró que estaba embarazada (en un recital de poesía, a punto de separarse y sin haberlo planificado) hasta que su hija («la Pequeña», como aparece en libro) cumplió tres años y entró por primera vez al jardín. En el medio de esos dos sucesos, todo lo que siempre quisimos saber sobre la experiencia de convertirnos en madres y nunca nos animamos a preguntar o, en realidad, nunca nadie se animó a contarnos.

Nadie me dijo que no podías usar papel higiénico
Nadie me dijo que podías sangrar
Nadie me dijo que tal vez necesitarías un lugar secreto
desde el que poder gritar.
Así empieza Nadie me dijo, y al leerlo dan muchas ganas de gritar de rabia, de llorar de desesperación, de reírse de pavadas chiquitas, de revolear el libro y no agarrarlo nunca más, de subrayar cada palabra porque nos hubiera gustado tener tanta lucidez durante el puerperio, tanta paciencia en los primeros años, tanta empatía por quienes la pasan mucho peor durante todo el proceso. Los temas son cientos y todos están atravesados por la maternidad, el sexo, la etnia, el género, la clase, la edad y otras variables más.
Hay madres adolescentes, madres trabajadoras, madres desocupadas, madres migrantes, madres poetas, madres con ganas de coger, madres sin ganas de coger, madres solteras, madres casadas, madres divorciadas, madres que dan la teta en público, madres que dan la teta en el baño, madres que no dan la teta, madres que pueden y madres que no pueden, madres que escriben y madres que no tienen dónde ni cómo escribir. Y también hay padres, abuelxs, bisabuelxs, compañerxs de trabajo, compañerxs de escritura, personas que se toman el tren, grupos de mamis y papis, médicxs, enfermerxs, parientes, amigxs y enemigxs.
Hay de todo y más, porque Nadie me dijo es la biblia atea y contemporánea de la maternidad. Es el libro que mejor expone los tabúes del siglo XXI y las madres. Es el libro que revela los secretos mejor guardados de la lactancia, el parto, los berrinches, el sueño, la soledad, el trabajo y la creación. Es el bodoque existencialista que no queremos leer antes, ni después ni durante pero queremos saber de memoria siempre, grabarlo como un chip en nuestras venas de madre, para no olvidarnos nunca que nada es tan fácil ni tan terrible, ni tan obvio ni tan complicado. Que podemos darlo todo y que igual nunca alcance, o sí, pero que al menos hay alguien que dice, que empieza a decir y que cuenta lo que otras no pudimos. Al menos hay alguien que sí nos avisó del lugar secreto donde poder gritar, aunque quizás no hayamos previsto que se trataba de nuestro diario bestseller o de nuestra cuenta ignota de YouTube.
¿Por qué que nadie nos dijo muchas de las cosas de la mapaternidad que escribís en Nadie me dijo? ¿Creés que ahora se habla más sobre estas cosas o que muchos tópicos sobre la maternidad siguen estando en silencio?
Estoy segura de que ahora se habla más porque lo converso con mi abuela todo el tiempo. Ella tiene 92 y las cosas que me cuenta de su época son increíbles. Así que aunque se esté hablando mal o poco sobre estos temas, definitivamente se está abriendo cada vez más.
Creo que tiene que ver con la historia de que a las mujeres se nos obligó a ser “señoritas”, y que lo que pasa en realidad con la maternidad es muy distinto: los vómitos, el dolor de espalda, las molestias, los puntos, la sangre, las tetas que chorrean, etcétera. Todo esto encaja mal con esa imagen. Todavía estamos mucho más frenadas en relación a esto de lo que deberíamos. Hasta que no podamos hablar sobre lo demandante que es la maternidad, física y mentalmente, nunca se le va a dar el crédito o la consideración política y social que se merece. ¡Creo!
Hay una nota de la escritora Rachel Cusk en la que cuenta que su libro A life’s work sobre su experiencia de convertirse en madre generó reacciones horribles y hasta la acusaron de querer extinguir a la raza humana. ¿La publicación de Nadie me dijo trajo repercusiones de este tipo?
No, para nada. Creo que un libro de 300 páginas probablemente no sea muy leído por personas que odian la temática. ¡Es demasiado largo! En YouTube, donde están algunos de mis poemas, sí recibí mucho odio. Pero mucho fue del orden del “sos fea”, que es normal y no tiene nada que ver con la poesía o con el tema de interés, así que solo lo ignoré. Creo que el único odio raro que recibí fue sobre dar la teta: la creencia (y tengo que decir que estos comentarios vinieron solo de Estados Unidos, según Google Analytics) de que soy una degenerada o asquerosa por amamantar. Me abrió los ojos a algunas de las actitudes más fuertes que hay sobre la sexualidad y las tetas, que creo que vienen sobre todo de la represión que hay de estos temas.
La mayoría de los libros sobre la experiencia de la maternidad suelen terminar alrededor de los dos o tres años de edad de lxs hijxs de quienes los escriben. ¿Por qué pensás que pasa esto? ¿Hay un capítulo de nuestra experiencia de la maternidad que todavía falta escribirse?
Creo que pasa porque es lo más justo para lxs chicxs. Yo no pongo fotos de mi hija online porque siento que ella tiene el derecho de elegir cuándo y si quiere empapelarse para siempre en la esfera pública de internet. Pero después pienso: escribí sobre ella, y eso es público. Así que ahora que es lo suficientemente grande para recordar todas estas experiencias, siento que tengo que parar y dejarla tener su espacio. Todavía escribo sobre ella y por supuesto publico algunos de esos poemas, pero nada es específico. Sin embargo, creo que Nadie me dijo es menos sobre las especificidades de su vida y más sobre la política, la cultura y las actitudes sobre la mapaternidad que sentí que eran importantes para mí como madre.
Ahora que “la Pequeña” está un poco más grande que en el libro, ¿hubieras incluido o escrito sobre otra temática de la mapaternidad que no esté en Nadie me dijo?
Creo que no. Escribí bastante de lo que pensaba en ese momento. No incluí, como hago en general con mis diarios, las peores partes, o las cosas más personales, como sus canciones preferidas, por ejemplo. Pero hoy tampoco lo haría. Esas son cosas más privadas.
Antes o durante la escritura de tu diario de maternidad, ¿leíste libros que hablaran sobre ser madre/padre? ¿Podés recomendar alguno?
No leí nada. En serio, nada. Desearía haberlo hecho, igual. La única cosa que leí fueron publicaciones en internet. Pero eso fue todo. No leí muchas guías. Algunas cosas de salud cuando algo me preocupaba. Creo que fue porque la mayoría de los libros estaban escritos por mujeres un poco más grandes, casadas, que habían planificado tener un bebé. La verdad yo no sentía que fuera parte de eso.

La versión español de Nadie me dijo no se consigue todavía en Argentina pero se espera que llegue en los próximos meses. Acá algunos de sus poemas en español.
Nadie me dijo, criar y crear
Hollie McNish
Colección: Cuarto propio
«Nadie me dijo nos ofrece unas memorias cuajadas de poemas y reflexiones a modo de diario sobre la maternidad y la crianza desde una mirada compleja, en la que caben momentos y situaciones de ternura, conexión y descubrimientos profundos junto a otros de agotamiento, miedo y angustia extrema.
Este libro es una apuesta por narrar —con una honestidad abrumadora, con un torrente de palabras escritas desde el cuerpo— fenómenos íntimos y, a la vez, compartidos en distinta medida por las mujeres que también han sido madres o que han estado involucradas en procesos de crianza. Poniendo palabras a su experiencia, ofreciéndonos su relato, Hollie McNish nos brinda la oportunidad de reflexionar acerca de los desafíos a los todavía hoy nos enfrentamos como mujeres, madres y trabajadoras. Este es un lugar secreto desde el que poder gritar. Gracias a sus palabras nos (re)leemos a nosotras mismas.»