Se inaugura en Vida Propia la sección «Dealers» con Mauricio Koch, escritor y padre de «una niña de cuento».
El libro que publicó Mauricio Koch en 2016, Cuadernos de crianza, relata los primeros tres años de vida de su hija, Gretel, a la manera de un diario con entradas. Lo que había sido un blog (y, en realidad, todavía lo es: http://www.cuadernosdecrianza.wordpress.com) se transformó en un libro repleto de anécdotas, diálogos, aprendizajes, anotaciones, poemas, ilustraciones y hasta fragmentos de otros libros sobre la experiencia de cuidar y convivir con un bebé que crece y se expande.
Su libro llegó a mis manos cuando mi hija tenía un poco más de un año y lo primero que hice fue fijarme qué era lo que le había pasado a él y a su familia en la época en la que su hija tenía la misma edad que la mía. Como con cualquier relato en primera persona, sus hallazgos me sonaban cercanos pero a la vez extraños, y no me salió seguir la lectura más allá del primer año de Gretel para no spoilear mi propia experiencia como madre. Estos días volví al libro y lo leí entero. Me impresionó darme cuenta de que la mayoría de las cosas de los primeros meses ya me las había olvidado casi por completo. Me dieron ganas de escribir de nuevo para registrar con más detalle lo que nos va pasando. Al final, es verdad eso que leí por ahí de que los hijos crecen como los árboles. Los vemos agrandarse a diario y muy lento pero si no prestamos atención no nos damos cuenta.
Para nutrirme de su trayectoria como escritor y, sobre todo, como lector de relatos que miran de cerca los acontecimientos que van conformando una vida, le hice algunas preguntas.
En Cuadernos de crianza aparecen varios fragmentos de libros o de relatos que están de algún modo relacionados con las experiencias que contás de los primeros años de vida de tu hija. ¿Esas lecturas formaron parte de los años de escritura o fueron previas? ¿Por qué elegiste incluirlas en el libro?
Cuando nació Gretel yo estaba trabajando en el borrador de Los silencios, una novela narrada en primera persona que tiene mucho de autobiográfico y cuyo tema es la pérdida de la madre y la relación padre-hijo. Así que yo venía haciendo una búsqueda y leyendo mucha ficción relacionada con eso: leí Mi libro enterrado de Mauro Libertella; Algunas madres también se mueren de Inés Ulanovsky; los libros autobiográficos de Paul Auster, La invención de la soledad y Diario de invierno; El libro de mi madre de Albert Cohen; Canción de tumba de Julián Herbert y otros. Me interesaba saber cómo habían narrado el duelo o la relación padre-hijo otros autores. Y cuando nació Gretel tomé la decisión de interrumpir la escritura de esa novela por un tiempo y entregarme de lleno a la paternidad. Por un lado porque realmente quería vivir esa experiencia y por otro porque sabía que no iba a tener tiempo para escribir y me iba a frustrar. Y lo que pasó fue que el día que llegamos a casa con nuestra hija y la acostamos en su catre por primera vez, escribí un parrafito sobre ese momento. Al día siguiente escribí otro y luego más. Eran textos muy breves, pero que reflejaban o intentaban registrar cómo nuestro mundo se había puesto patas para arriba. Empecé a compartir esos textos en las redes, luego armamos un blog y finalmente le dije a Karina, mi compañera, que el primer año de Gretel iba a escribir sólo sobre ella y nosotros y que con eso iba a armar un libro para compartir con los amigos. El proyecto prosperó, escribí hasta los tres años de Gretel y luego se publicó el libro, Cuadernos de crianza. En ese tiempo las lecturas tomaron otro rumbo, pero siempre dentro de la ficción o el ensayo. Con Karina decidimos durante el embarazo que no íbamos a ser padres sobreinformados, y tampoco somos consumidores de literatura de crianza. Así que las citas y fragmentos de libros que aparecen en Cuadernos son algunas de las lecturas de ese tiempo, que no son consejos ni manuales de ayuda sino textos que dialogan con lo que a mí me interesaba hacer y que hablan de la maravilla de asistir al comienzo de una vida y también del desconcierto, del sinfín de dudas y miedos que surgen, pero también de las nuevas certezas. Hay fragmentos de John Berger, de Joan Didion, de Julien Green, de Philippe Claudel, de Karl Ove Knausgard. Como el libro es un regalo para Gretel y también un diario que nos servirá en el futuro para recordar esos momentos tan intensos, quise dejar un registro de las lecturas que nos acompañaron.
«Con Karina decidimos durante el embarazo que no íbamos a ser padres sobreinformados, y tampoco somos consumidores de literatura de crianza. Así que las citas y fragmentos de libros que aparecen en Cuadernos son algunas de las lecturas de ese tiempo, que no son consejos ni manuales de ayuda sino textos que dialogan con lo que a mí me interesaba hacer y que hablan de la maravilla de asistir al comienzo de una vida y también del desconcierto, del sinfín de dudas y miedos que surgen, pero también de las nuevas certezas».
¿Cómo creés que la lectura de esos libros o relatos se vinculó con tu paternidad?
En el libro cuento que el mejor consejo que recibimos fue de una enfermera en la maternidad que nos dijo que no nos preocupáramos en exceso, que no importaba si no teníamos experiencia previa porque no hay nada más natural que ser padres, que confiáramos en nuestro instinto. Eso a mí me marcó mucho, me hizo pensar en la relación que tenemos hoy con “lo natural” y “lo instintivo”, lo mucho que nos alejamos de todo eso en nuestras vidas llenas de pantallas, de información y de vidas virtuales. Llenos de dudas: que si hay que alzarlos mucho o poco; que los horarios para dormir; que si chupete sí o no; que a qué edad conviene llevarlos al jardín; que el apego o el desapego… Le hicimos caso a la enfermera, le prestábamos atención a las reacciones de Gretel y no a lo que dijeran los de afuera por muy sabios que se mostraran, ni a los manuales o revistas con sus tips y consejos. Si a Gretel y a nosotros nos quedaba bien así, así se hacía. Y si había que corregir, se corregía. Nos equivocábamos, probábamos, lo intentábamos de otra forma, pero siempre fueron decisiones que nacían de nuestro núcleo.
«No estoy diciendo que esos libros no sean útiles sino que a mí me aburren, no me gustan las recetas para vivir. Cuando Joan Didion habla de su hija en Noches azules y enumera sus fracasos y negligencias, uno siente que la suma de esos fracasos da como resultado la vida de una buena madre, y confía en que el hijo tarde o temprano va a reconocer eso».
Y la experiencia con los libros en relación con la paternidad, al menos en mí funciona más desde el lado emotivo que desde la enseñanza directa. Me deja más huella una pequeña historia que cuenta John Berger en El cuaderno de Bento, que habla de un chalequito tejido a mano por una vecina para su nieto, que los consejos del gurú de moda. Un gesto como ese me hace reflexionar más sobre el sentido de la vida y sobre los vínculos que un médico o psicólogo que me dice cómo tengo que hacer para que mi bebé se duerma. No estoy diciendo que esos libros no sean útiles sino que a mí me aburren, no me gustan las recetas para vivir. Cuando Joan Didion habla de su hija en Noches azules y enumera sus fracasos y negligencias, uno siente que la suma de esos fracasos da como resultado la vida de una buena madre, y confía en que el hijo tarde o temprano va a reconocer eso.
¿Qué libros le recomendarías a un futuro padre (o madre)?
Todos estos que mencioné, sin dudas. Últimamente leí también algunas novelas y cuentos narrados desde el punto de vista de chicos que me conmovieron mucho: Una letra familiar de Irene Gruss; Niños de Selva Almada; El rey blanco, de Gyorgy Dragomán. Y otros más relacionados con el aporte educacional, Más crianza, menos terapia, de Luciano Lutereau y Cosas de niños, de David Wagner.
Por último, ¿qué comentarios recibiste de otros padres (o madres) que leyeron Cuadernos de crianza? ¿Les generó algo especial con respecto a su modo de vincularse con la paternidad (o maternidad)?
Tanto en el blog como cuando salió el libro, tuve muchísimos más comentarios de mujeres que de hombres. Ellas eran las que me felicitaban, se reían con mis torpezas, me daban consejos, me corregían y me compartían sus experiencias. Los hombres, muchos menos, se limitaban al like. Supongo que aun con los cambios que estamos viviendo, y a los que muchos varones estamos atentos para intentar dejar de lado tantas actitudes machistas que heredamos y practicamos, seguimos llevando esa carga estúpida de no mostrarnos sensibles. Pero la paternidad es maravillosa, compleja, un desafío y una experiencia a la cual vale la pena entregarse de lleno y descubrir qué nos pasa. No sólo tenemos que animarnos a sentir, también tenemos que animarnos a mostrar lo que sentimos. Eso nos hace más humanos, nos hace mejores.
«La paternidad es maravillosa, compleja, un desafío y una experiencia a la cual vale la pena entregarse de lleno y descubrir qué nos pasa. No sólo tenemos que animarnos a sentir, también tenemos que animarnos a mostrar lo que sentimos. Eso nos hace más humanos, nos hace mejores».
Cuadernos de crianza se consigue en librerías en Argentina.
- 2016
- 149 páginas
- Publicado por Paidós
«Bordeando los cuarenta años, un hombre se convierte en padre por primera vez y decide escribir –en papeles sueltos, en anotadores, en cualquier lugar y momento libre entre mamaderas, pañales y juguetes– las experiencias que día a día, a veces minuto a minuto, lo sorprenden y lo emocionan de su recién estrenado vínculo con su pequeña hija. Los textos sueltos de Mauricio Koch se convirtieron en estos Cuadernos de crianza, que primero tomaron forma en el exitoso blog homónimo y ahora se transforman, a modo de diario personal, en un libro enternecedor y suspicaz, donde las semblanzas de la vida cotidiana vistas por un padre primerizo se cargan de un humor sutil y una mirada reveladora sobre los cambios, las dudas y los pequeños triunfos cotidianos que trae para un hombre la paternidad. La pareja, las opiniones de los otros, las primeras comidas, el sueño, las angustias, las rutinas de un bebé que se va transformando en una niña, son los temas que recorren estos Cuadernos de crianza, llevando de la mano a sus lectores –sean o no padres– por un mundo íntimo que se vuelve universal: el de la experiencia del amor, con sus luces y sombras, entre padres e hijos».
***El collage que ilustra la entrada lo hizo Esperanza Bacigalup Vertíz.
2 comentarios en “Mauricio Koch: «Tenemos que animarnos a mostrar lo que sentimos»”